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Los secretos de la longevidad


Soplar 100 velas en buen estado de salud no es muy frecuente, pero es posible. Hemos viajado a los cinco lugares con mayor número de personas centenarias por kilómetro cuadrado, que tienen en común una elevada esperanza de vida, baja incidencia de enfermedades crónicas y lo mejor de todo: mayor felicidad y calidad de vida.


Al contrario de lo que cabría esperar, estas zonas con elevadas tasas de nonagenarios y centenarios se encuentran muy dispersas geográficamente. Por lo tanto, vamos a buscar las causas probables de esta longevidad a través de sus hábitos, que están recogidos en varias investigaciones, y se puede profundizar en ellos de la mano de Dan Buettner y su libro El Secreto de las zonas azules, autor de este descubrimiento.


¿Cuáles son estas “zonas azules” en las que habitan las personas más longevas?


– Loma Linda (comunidad adventista en California)

– Nicoya (Costa Rica)

– Cerdeña (Italia)

– Icaria (Grecia)

– Okinawa (Japón)




¿QUÉ TIENEN DE ESPECIAL ESTAS POBLACIONES?


A pesar de la distancia geográfica, las investigaciones realizadas ponen de manifiesto que estas poblaciones longevas tienen ciertos hábitos saludables en común, que vamos a desvelar a continuación:


1. COMIDA REAL, basada en productos vegetales, y sin excesos


Es simplemente natural y acorde con las necesidades del organismo. No es estrictamente vegetariana, aunque sí abundan los vegetales.


Es común en todas ellas la ausencia de productos ultraprocesados, ricos en harinas refinadas, con azúcares añadidos, aceites industriales refinados o manipulados, aditivos, etc. Por el contrario, su dieta está basada en comida real principalmente con alimentos del campo de consumo diario (hortalizas, cereales, verduras, frutos secos, legumbres, etc.).


Según la geografía, consumen los alimentos que el entorno provee a cada población. Por ejemplo, en Cerdeña comen habas y pan, en Costa Rica frijoles y maíz mientras que en Okinawa arroz y algas.


Existen otras diferencias más marcadas: Los adventistas de California no consumen alcohol y en Ikaria y Cerdeña consumen vino habitualmente, así como quesos naturales de oveja y cabra, y en Okinawa prescinden de lácteos. Sin embargo, lejos de contradecir esta teoría, estas diferencias ponen de manifiesto otra característica común que contribuye a su salud, ya que como hemos mencionado consumen una dieta de proximidad: esto es importante, ya que los alimentos integran las cualidades energéticas de la zona, alineadas con las cualidades energéticas y genéticas de las personas que las habitan.


Adicionalmente, se sabe que la longevidad va de la mano con una ingesta calórica moderada. Especialmente en Okinawa, donde practican el Hara-Hachi-Bu, atribuido a Confucio: dejar de comer cuando se estima que se alcanza un 80% de plenitud del estómago. Ciertamente, ayuda a no perder energía y recursos del organismo (vitaminas, minerales y enzimas) en digestiones pesadas.


2. ACTIVIDAD FÍSICA NATURAL


Las zonas azules se caracterizan por una elevada actividad física. Se refiere a cualquier nivel de actividad por encima del descanso que conduce al movimiento y a un gasto energético relativamente constante.


Es una actividad realizada de forma espontánea durante la jornada a través de actividades cotidianas como tareas del huerto y del hogar, cuidado de animales, cortar leña, y desplazarse caminando o en bicicleta.


Es diferente del ejercicio físico que suele practicarse en entornos más urbanos, con actividad física estructurada, repetitiva e intensa realizada de forma concentrada en un breve período del día, en muchas ocasiones en un lugar cerrado, que suele conducir a agotamiento, mientras el resto de la jornada permanecemos sentados.


Todas las poblaciones de zonas azules realizan una elevada actividad física porque tienen una rutina activa (ya sea en casa o fuera de ella), en lugar de agotarse en el gimnasio, correr hasta la extenuación un día a la semana o incluso hacer maratones o triatlón, que terminan generando estrés físico en forma de radicales libres que, por el contrario, aceleran el envejecimiento.



3. DESCANSO


En contraste a la actividad física, manteniendo un equilibrio, las personas en estas áreas duermen bien y tienen uno o varios momentos al día para relajarse, hacer un alto: no necesitan liberar mucho estrés, ya que normalmente no lo generan.


La falta de sueño y descanso está directamente relacionada con numerosas enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, alzheimer o enfermedades cardiovasculares, entre otras.



Por otro lado, desconectar por un momento de tus preocupaciones te libera; bajar las revoluciones te ayuda a tomar el impulso nuevamente para seguir con tus tareas. Practicar la meditación, la contemplación, respirar profundamente hinchando el abdomen o simplemente pararte a tener una charla amistosa con tus colegas, vecinos o incluso personas desconocidas, te ayudará a cumplir con tal fin, y dormirás mejor por la noche.



Los adventistas de Loma Linda dedican un día al descanso total y a ir a misa, las habitantes de Okinawa se toman unos cuantos momentos al día para recordar a sus ancestros y los habitantes de Icaria se echan una siesta.


Está claro que gran parte del estrés sufrido en las sociedades occidentales se debe a pisar en exceso el acelerador, y a responsabilizarnos en demasía. Deberíamos imitar a estas poblaciones que se toman la vida de forma más tranquila. A nivel mental, ten en cuenta lo siguiente: Si un problema tiene arreglo, ¿para qué preocuparse? Y si no lo tiene, ¿para qué preocuparse?



4. FAMILIARES, APOYO SOCIAL, COMUNIDAD Y PROPÓSITO


Como seres sociales que somos, la soledad y el aislamiento social nos restan energía y reducen nuestra esperanza de vida.


Los habitantes de las zonas azules tienen fuertes lazos sociales, no con una extensa red de contactos o “seguidores” en redes sociales, sino con familiares, amigos y vecinos. No tienen por qué ser muchos, pero mantienen con ellos una constante y estrecha relación, cercana y duradera, caracterizada por valores como la generosidad, la ayuda a los demás y velar por la comunidad.


Se ha comprobado que asistir cuatro veces al mes a una comunidad o actividad (del tipo que más resuene con nosotros y nuestros valores) aumenta la esperanza de vida de cuatro a catorce años.


Un factor clave, es que estas personas sienten que tienen un propósito para vivir. En Okinawa lo llaman ikigai, “o razón de existir de cada uno de nosotros”, que en la mayoría de estas zonas azules está muy relacionado con la espiritualidad y también con la familia y el servicio a la comunidad.



Los sentidos de trascendencia (aquello que va más allá de nosotros mismos) y de legado al prójimo tienen una conexión íntima con las emociones y sentimientos más positivos. Si actuamos de acuerdo con nuestro ser interior, en conexión con algo más grande que nosotros, ya lo sintamos como Dios, el Universo o la Vida (cada persona lo interpreta de una manera, y no necesariamente unido a ninguna religión), tendemos a estar en paz y sentir alegría y amor por los demás y por nosotros mismos. Esto tiene gran influencia sobre el estado de nuestro sistema inmunológico y en general sobre nuestra salud.



En estas zonas azules disponen por lo tanto de una razón para vivir que trasciende a las posesiones y pertenencias materiales, que les hace vivir en armonía con ellos mismos, sus semejantes y su entorno, en definitiva con la vida, disfrutando de ella con salud y longevidad.


5. ENTORNO SALUDABLE


Un factor importante en la salud de estas poblaciones es el propio entorno que les rodea.



Un ambiente privado de naturaleza, oculto de la luz solar, alterando nuestro metabolismo y ritmos biológicos, facilitando el consumo de productos ultraprocesados y sentándonos enfrente del ordenador/televisor, son parte de los males que afectan a nuestra población occidental.



Aparte de lo descrito anteriormente, tomar el sol, respirar aire puro en un ambiente natural, o practicar toma de tierra (será objeto de otra entrada de este blog) nos ayudan a reponer nuestra energía, contribuyendo así a aumentar nuestra longevidad.


PONER EN PRÁCTICA LOS SECRETOS DESVELADOS


Como hemos visto, llevar una dieta a base de productos naturales, conectar con un propósito en la vida, tener una actividad física moderada y constante aunque sin prisas, o dar importancia a la familia y a los amigos, sintiendo y dando apoyo y viviendo con alegría, son algunas de las claves que tienen en común estos lugares, en los que se observa un aumento en la calidad de la vida y con ello en la longevidad de las personas.


El conocimiento nos da poder, nos hace tomar mejores decisiones para combatir un entorno adverso y poder imitar a estas poblaciones centenarias que tanta sabiduría guardan en sus hábitos. No esperes a otro día… interioriza y practica, ya que la salud y la longevidad son caminos de largo recorrido.



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